lunes, 19 de enero de 2009

“Gracias a que Cuba resistió, puede haber ahora algún Allende”

Entrevista con el profesor de filosofía Carlos Fernández Liria

Sonia García
El Periódico de Cataluña

¿Cuál sería su visión de estos 50 años de revolución cubana?

En los medios de izquierda se habla mucho de que hay que apoyar la revolución cubana. Yo quiero mostrar que la cosa es al revés: gracias a Cuba tenemos algo en lo que apoyarnos. Si Cuba no hubiera resistido al terrorismo estadounidense durante estos 50 años, nada de lo que hoy está ocurriendo de esperanzador para la izquierda en Latinoamérica habría sido posible. Me refiero a Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay, a la posibilidad, en definitiva, de que el juego democrático lo gane, por una vez, la gente pobre. Sin que ocurra, por supuesto, lo que ocurrió con Allende en 1973. La historia jamás nos dio a elegir entre Allende o Fidel Castro. La opción era Fidel Castro vivo o Allende muerto. Gracias a que Cuba resistió, hoy puede haber algún Allende en América Latina.

Actualmente, ¿hay algún Allende? Mencione alguno.

Las medidas sociales y políticas que están emprendiendo Chávez, Correa o Evo Morales son enteramente semejantes a las que intentó Allende. Es de esas medidas de las que hay que hablar y no de si Chávez canta rancheras en las Cumbres Internacionales. Uno se pregunta cuánto racismo hay en que Chávez y Allende aparezcan en la prensa con tratamientos tan distintos.

También se me ocurre que la forma de “heredar” el poder de Fidel a Raúl es muy patriarcal y propio de una dictadura. usted qué opina?

No tiene nada de patriarcal. Es lo que ordenaba la Constitución, no porque fuera su hermano, sino por el cargo que ocupaba. Y esa situación no va a durar eternamente. En Cuba no hay una monarquía, como en España.

¿Es el socialismo un sistema vigente? ¿Cómo lo explica la filosofía?

El socialismo es la única posibilidad que tiene la humanidad de detener el tren sin frenos del capitalismo. El capitalismo es un sistema que no puede ralentizar la marcha, que no puede dejar de crecer a un ritmo acelerado. Y vivimos en un planeta finito que no resistirá ese crecimiento insaciable. Ya no es cuestión de filosofía, ni siquiera de justicia, es una cuestión de supervivencia para la humanidad.

¿Cómo estudioso de ese país, cuál cree que será el futuro de Cuba sin Fidel?

¿Conoce Cuba? Yo nunca he visto una sociedad más formada políticamente, más madura para afrontar cualquier reto político. Por mucho que se empeñen los medios de comunicación en lo contrario, la democracia cubana existe y va a seguir existiendo. En esa democracia surgirán muchos Fidel. Comparada con la concienciación política de la población cubana, nuestras democracias europeas son patéticas, ridículas, infantilizadas por la propaganda electoral y corrompidas por los medios de comunicación privados, que no hablan más que de lo que manda su dueño. Me preocupa más el futuro de Europa que el futuro de Cuba, la verdad. Sólo de pensar que existe Berlusconi, por ejemplo, uno se estremece.

Soy mexicana y la Revolución cubana me emocionó cuando era estudiante, pero la realidad que viven los habitantes de la isla es preocupante, en ocasiones no tienen qué comer, claro, como muchos habitantes de nuestros países latinoamericanos. ¿Qué me puede decir al respecto?

Hace unos años un equipo de la Universidad de California dirigido por el prestigioso científico canadiense Mathis Wackernagel cruzó en una gráfica los valores de 30 países en Índice de Desarrollo Humano (según los datos de la ONU) con lo que se llama la “huella ecológica” de cada país. EEUU, Francia o Australia, por ejemplo, tienen buena nota en “desarrollo humano”. Ahora bien, para mantenerlo necesitan consumir tantos recursos que, si se generalizase su nivel de consumo a todo el mundo, serían necesarios seis, tres, cuatro planetas Tierra. Nigeria, en cambio, consume pocos recursos, pero su nivel de desarrollo humano es ínfimo. Sorprenderá el resultado: Cuba es el único país que tiene un índice de desarrollo humano aceptable para la ONU y que, al mismo tiempo, presenta un índice de consumo “sostenible”. ¿Eso no da que pensar?

En un artículo que escribió decía que los balseros cubanos van en búsqueda de ese consumismo suicida y criminal de los norteamericanos. Es interesante su posición. Hábleme de este asunto.

La gráfica de Wackernagel de la que hablamos es fácil de encontrar en Internet. Y es inequívoca: Cuba es el único país del planeta que tiene un “desarrollo sostenible”. Pero los cubanos no tienen por qué ser tontos además de socialistas. En un mundo en el que todo el mundo esquilma el planeta, no es extraño que algunos cubanos quieran también tener más, vivir mejor o incluso consumir a paletadas, como lo hace el estadounidense medio o europeo. El nivel de conciencia y de responsabilidad del cubano medio es infinitamente mayor que el nuestro, pero es inevitable que algunos intenten imitarnos.

No han podido evitar la corrupción y la prostitución, dos banderas que motivaron la revolución.

En Cuba hay mucho machismo y mucho racismo. Menos que la media de Latinoamérica, pero inadmisible de cualquier modo. Pero es que es una tontería pensar que el socialismo es una receta para todos los males de la humanidad. La lucha contra el patriarcado y el racismo hay que librarla por sí misma, con la misma energía que se lucha contra el capitalismo. Y en Cuba existe la voluntad política de hacerlo. No se puede decir lo mismo de otros países del entorno.

El sistema político cubano generó siempre expectativas y esperanzas ante la brutal expansión del capitalismo, pero con los años se ha ido deteriorando ¿qué podemos esperar los que vivimos bajo regímenes totalmente capitalistas? ¿Terminarán siendo también capitalistas?

Más nos vale que no. A ellos y a nosotros. El capitalismo no ha respetado ni al capitalismo, como se está viendo con la actual crisis económica. Cuba debería ser en estos momentos un modelo a imitar. Pensemos un momento. Para que el capitalismo siga funcionando está haciendo falta inyectar centenares de miles de millones de dólares, la voluntad política de todas las naciones y todas las instituciones, la paciencia de toda la población mundial, la resignación ante el hambre, el paro, la miseria. ¿Cuándo se ha hecho algo semejante para que el socialismo funcione? Al contrario, al socialismo siempre se le ha cercado con guerras, frías y calientes, con bloqueos, embargos y sanciones. Imaginemos el mundo al revés. ¿Qué ocurriría si inyectásemos centenares de miles de millones de dólares en “salvar el socialismo”?

Esta es una versión más extensa de la entrevista ofrecida a El Periódico de Cataluña

No hay comentarios:

Publicar un comentario